sábado, 30 de julio de 2016

QUIENES MUEREN POR EL PUEBLO NUNCA MUEREN

Ayer fue un día triste para toda Castilla y en general para cualquier activista y militante que luche por un mundo más justo y equitativo. Ayer nos dejó nuestra compañera Doris Benegas Haddad. Mucha gente no conocía la figura de nuestra compañera, ni el ejemplo que es como activista y luchadora incansable. Hija de exiliados republicanos, volvió a España con 4 años a la ciudad de San Sebastián donde se licenció en derecho. A los 21 años marchó a Valladolid donde trabajó en FASA Renault y participó en las movilizaciones obreras de los últimos años de la dictadura franquista donde fue detenida varias veces por su militancia. Doris Benegas estuvo presente en las movilizaciones apoyando a las afectadas por la masacre del aceite de Colza, nunca se cansó de luchar para conseguir una Ley de Memoria Histórica justa que devolviera la dignidad a todas las víctimas del régimen franquista. Siempre estuvo en contra de la monarquía, el capitalismo y el fascismo. Apoyó las luchas de la PAH, la lucha contra el narcotráfico, y la lucha por la soberanía del pueblo oprimido de Castilla. Desde sus primeros años como militante, que empezaron siendo muy joven, hasta sus últimos días como dirigente de la coalición nacionalista castellana “Izquierda Castellana”, nunca dejó de organizarse con sus compañeras, asistiendo a asambleas y en definitiva, luchando por conseguir una sociedad mejor. Acompañó todas las luchas con su mejor arma, la sonrisa. Su sonrisa desafiante fue símbolo y estandarte en las manifestaciones obreras, feministas e internacionalistas.
Decir que Doris Benegas es un ejemplo para cualquier militante anticapitalista, antifascista y feminista se demuestra viendo su vida de militancia incansable, por ello su mejor homenaje es continuar su lucha y su mejor victoria es su ejemplo. Gracias por todos estos años de lucha compañera. Siempre estarás en nuestros corazones.


      “Que quienes mueren por el pueblo nunca mueren, solo dejan su legado en la historia como ejemplo, y eso hace nuestra sonrisa eterna”

Artículo escrito por Gonza (@YuriCCPGagarin)




       




Washington y Latinoamérica: Siglo XX (parte II)

Nunca pediré perdón por los estados unidos de américa. Me traen sin cuidado los hechos George H. W. Bush

Bolivia 1964-1975
A causa de una revuelta popular armada en 1952, el ejército boliviano se había reducido a una pequeña fuerza, Washington proveyó asesoramiento y ayudo en el fortalecimiento del ejército boliviano, de esta forma construyeron nexos y contactos seguros con dichas fuerzas armadas. En el 64 el ejército con el apoyo de la CIA, derroco al presidente Víctor Paz, por su negativa en apoyar la política del Pentágono respecto a Cuba, cada nuevo presidente que accedía al poder tenía que integrarse bajo las políticas y objetivos de USA. En 1967 se realizó la operación de la CIA, junto con exiliados cubanos, para rastrear la ubicación del Che Guevara, concluyendo con su captura y posterior ejecución.

Honduras años ochenta
Desde comienzos de los ochenta, Honduras era tanto una colonia como una base militar del Pentágono, desde donde se respaldaban las operaciones de contrainsurgencia en El Salvador, Guatemala, también servía como base de operaciones y refugio de la contra, en su guerra contra el gobierno nicaragüense. Debido a eso Washington proporcionó armas y entrenamientos al ejército hondureño para que estos sofocaran cualquier movimiento social de corte izquierdista o cualquier movimiento disidente.

Nicaragua 1978-1990
Con el derrocamiento del dictador Somoza, el mayor miedo de Washington tomaba forma, “otra Cuba”. Durante el mandato de Carter, el sabotaje contra el gobierno sandinista era de orden diplomático y económico. Con Reagan el método elegido fue la violencia. Por 8 años el pueblo nicaragüense fue sometido a ataques por parte de la contra, el ejército formado por Washington; ataques dirigidos hacia las escuelas y clínicas, violaciones, torturas, bombardeos y colocación de minas en los puertos, eran las acciones más comunes de los que Reagan llamo “luchadores por la libertad”. Esta guerra pasó factura sobre Nicaragua, dando como resultado la elección en 1990 (bajo unas elecciones fraudulentas) de un gobierno de derecha neoliberal afín a los intereses de Washington.

Isla de Granada 1979-1983
Maurice Bishop llega al poder en 1979, nuevamente Washington estaba ante “otra Cuba”. En conjunto con una campaña mediática de mentiras y manipulaciones, Estados Unidos invadió la Isla, que contaba con una población de 110000 personas, en 1983, siendo asesinado Bishop durante la invasión y colocando en el poder a elementos sumisos a la política de los Estados Unidos.

Panamá 1989
A pocos meses de la caída del muro de Berlín, Washington celebró la nueva era de paz mundial invadiendo Panamá. La excusa era arrestar a Noriega por narcotraficante, actividad que ejerció durante muchos años, con el consentimiento de Washington y siendo aliado de ellos; simplemente tuvo la mala suerte de vivir más años de los que su servicio fue requerido. Los bombardeos destruyeron un barrio de viviendas completamente, la operación dejó un saldo de 500 panameños muertos, según las estadísticas del Pentágono y del nuevo gobierno instaurado; otras fuentes hablan de miles de muertos. Con esta invasión los Estados Unidos enviaron un mensaje claro al pueblo de Nicaragua, cercanas sus elecciones, por si ganaba el partido sandinista, al mismo tiempo demostraban al resto del mundo su poder hegemónico-militar sin oposición alguna en el mundo de aquel entonces.

El Salvador: 1989-1992
En 1980, los disidentes salvadoreños, frustrados de la vía pacífica-política y hartos del asesinato de manifestantes y huelguistas, recurrieron a las armas. Empezó una guerra civil. Oficialmente la presencia del Ejército de Estados Unidos estaba limitada al asesoramiento, cosa que era una mentira. Se contó cerca de 20 estadounidenses entre muertos y heridos, en accidentes de aéreos, cerca de las zonas de combate. La guerra terminó en 1992 con un saldo de 75 mil salvadoreños muertos, el país en manos de una burguesía inútil y la población aterrorizada por los escuadrones de la muerte.

Haití: 1987-1994
Luego de respaldar la dictadura de Duvalier durante treinta años, mientras la CIA trabajaba con escuadrones de la muerte, traficantes y torturadores, Clinton tomo la cínica posición en 1994 de apoyar en su regreso a Haití al elegido democráticamente en 1991, al sacerdote Aristide. Washington hizo que volviera y coaccionó a Aristide, con tropas estacionadas en Haití, para que siguiera las líneas políticas- económicas propuestas por ellos.

Colombia años noventa-presente

Desde finales de los noventa, Colombia se convirtió en el tercer destinatario de la ayuda militar de los Estados Unidos. La excusa de Washington por haber tomado partido en una guerra civil ajena, nuevamente fue el “narcotráfico”, obviando el hecho de que el ejército colombiano también está involucrado en el negocio junto con sus vínculos paramilitares. La realidad es que todo el armamento militar proporcionado al ejército, era usado no solo contra las guerrillas, sino también para sofocar cualquier otro movimiento social, contra sindicalistas, activistas de derechos humanos o cualquier tipo de disidencia. Se calcula que para 1994, habían muerto 20 mil colombianos a manos del ejército y sus aliados paramilitares, evidentemente no por razones anti-narcotráfico, sino por razones políticas. Y así continúa la situación en Colombia hasta el día de hoy.

Referencias: Toda la información expuesta, incluido los epígrafes, en las 2 partes de esta articulo, puede ser consultada en el libro: "El estado agresor: la guerra de Washington contra el mundo" William Blum.

martes, 26 de julio de 2016

La solidaridad como patria obrera o por qué un nizardo viaja al Kurdistán


Hace una semana, con tan sólo un día de diferencia, acaecían dos sucesos aparentemente independientes, pero que como desarrollaré en las siguientes líneas mantienen la misma relación que la postulada por Lenin en la mal llamada Primera Guerra Mundial, y que también nos lleva a diferenciar la Segunda Guerra Mundial de la Gran Guerra Patria. Estos dos hechos son el atentado en Niza y el “golpe” de Estado en Turquía.

Más allá de las mareas que ciertos elementos intelectuales orgánicos navegan y en las que hablan de la similitud de los recortes de libertades en ambos países, hay fundamentos idénticos que nos contestan a la materialista pregunta de por qué ocurren las cosas. Y a quién benefician.

Comenzando por Francia, parece que es el Daesh quien es el motivador del ataque. Seamos niños buenos y despreciemos teorías de que está orquestado directamente por otros poderes, pues al igual que en Física, con dos teorías efectivas, la más simple se toma como correcta. Hago este símil porque, sea realmente la autoría del Daesh o de los grandes grupos de capital, los beneficiados siempre van a ser estos últimos, en detrimento de la población depauperada. Los muertos en Francia no eran banqueros ni políticos. Quienes deciden si invadir y expoliar un país y se benefician, sí lo son, además de la rentabilidad de la tenaza del miedo como doctrina de shock. Lucha de clases.

Desplazándonos 2700 kilómetros, de Niza a Ankara, nos encontramos con un “golpe” de Estado, en el que parece que Estados Unidos tiene participación a raíz de los tiempos de reacción en la condena de su aliado de la OTAN y de las maniobras militares en las bases yanquis en el país del Bósforo. Sea como fuese, es el pretexto necesario para que Erdogan justifique una de las últimas fases del viaje al fascismo (recordemos su referencia a la Alemania nazi como referente de estado). Una vez más, los muertos, detenidos, cesados y futuros fallecidos a raíz de la deriva autoritaria no son los grandes capitalistas, sino, por ejemplo, como en la noche del 15 de julio, militares de baja graduación. Y no olvidemos al pueblo kurdo, que pese tener cada vez más peso político, especialmente en el sudeste del país tras las elecciones locales, es represaliado incluso en forma institucional, con delegados que tutelen estos espacios institucionales conquistados.

Si seguimos desarrollando este análisis material, nos encontramos como punto de unión al fanatismo religioso. Ya no es simplemente la consecuencia lógica del apoyo al fortalecimiento de los grupos islamistas radicales por parte de los monopolios occidentales en el último cuarto del siglo pasado, como en la Revolución de Saur, sino también los propios hechos actuales. Por muchos es ya sabido que el Daesh no se mantiene solo. En la región, sus principales apoyos son Arabia Saudí, Qatar, Israel y de forma más soslayada, Turquía. Las razones, las mismas que para las potencias occidentales. Armas y petróleo. En el capitalismo, se busca la mayor cuota de beneficio; en el capitalismo, la guerra es tan natural como la paz.

Vemos, pues, que un siglo después, se cumple una de las leyes de las guerras en el período capitalista, y es que quien muere es la clase obrera, y quien se beneficia, la capitalista, como pasara en ambas guerras mundiales, y no en el “frente oriental”, donde era una batalla continua y consciente contra la explotación del ser humano por otros seres humanos.


Por todo lo expuesto, entiendo como planteamiento correcto la solidaridad y el frente común de las clases proletarias de todo el mundo contra los grupos financieros. La victoria no llegará siendo los peones de los capitalistas. La victoria será con la toma del poder político y la titánica lucha posterior. La victoria, no será hoy, ni mañana, pero sin duda, científicamente, llegará. Hasta la victoria, siempre.