martes, 29 de diciembre de 2015

La restauración conservadora en Argentina



La restauración conservadora en Argentina.


12 años de gobierno progresista, reformista burgués, concluyeron el pasado 10 de diciembre del 2015, donde la alianza de extrema derecha Cambiemos, liderara por Mauricio Macri y su partido, Propuesta Republicana (PRO), asumieron la presidencia de la nación argentina.



Causas.

Es importante señalar que apenas está iniciando un lento, complejo y doloroso proceso de autocrítica en las fuerzas populares de la República Argentina para poder entender cómo 12 años de avance popular-democrático no pudieron competir contra la nueva derecha orquestada desde el imperialismo norteamericano. En el proceso de Crítica-Autocrítica, es necesario empezar por los errores propios. Las organizaciones del campo popular tuvieron su mayor falla al no poder (o no querer) comprender que es imposible pararse ideológicamente desde el “pos-neoliberalismo” sin plantearse una lucha antiimperialista en el contexto de un capitalismo dependiente y salvaje. En consecuencia, el progresismo latinoamericano tiene las serias limitaciones que históricamente ha tenido el progresismo en todo el mundo. En su lógica socialdemócrata (en el mejor de los casos) no es capaz de avanzar en reformas estructurales que logren cambiar la correlación de fuerzas en favor de una mayor distribución de las riquezas. En éste sentido, el kirchnerismo ha sido el más férreo opositor a la “ideologización” de la sociedad. El Kirchnerismo, como movimiento amplio de origen peronista no fue otra cosa que un neo-keynesianismo, un desarrollismo populista que intentó incluir a grandes masas a la vida política, pero no lo suficiente como para realmente poner en peligro el privilegio, la condición y los intereses de clase de sus dirigentes. En palabras de la propia ex­-presidenta Cristina Fernandez de Kirchner, “el peronismo jamás se planteó un real combate al capital. Si quisiéramos combatir al capital seríamos marxistas y estaríamos en el PC (Partido Comunista)”. Éste detalle no es menor, puesto que a pesar de ser la mayor derrota en la historia del peronismo, CFK ha dejado el país exactamente como quería, con un capitalismo serio, con un sistema republicano y bipartidista burgués. Esta sin duda alguna es la mayor de las encrucijadas de las fuerzas populares que, dentro del kirchnerismo, desean disputar poder, con concepción de poder popular y luchar contra el imperialismo y sus lacayos capitalistas locales. Puesto que el personalismo peronista no permite ni la más mínima crítica a los omnisapientes y benévolos líderes. Los errores del gobierno kirchnerista pueden contarse por cientos, pero a su vez también por la misma cifra (casi) pueden contarse sus aciertos. Una casi intachable política internacional, de integración latinoamericana y de alejamiento del control imperialista de EEUU (con epicentro de la brutal derrota del ALCA en Mar Del Plata), un intento constante de redistribución del ingreso (pero ni toquemos la distribución de las riquezas), políticas de inclusión social (matrimonio igualitario, identidad de género, subsidios y planes sociales), intento de sustitución de importaciones (aunque sin una real industrialización, lo cual llevará al fracaso los pocos éxitos conseguidos) y distintas iniciativa para la democratización de la sociedad donde podemos destacar la hoy tan atacada Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, también conocida como “Ley de Medios”.  No obstante los avances, los errores fueron mayúsculos: Ley Antiterrorista (gestada desde Whashintong y a pesar de nunca haber sido aplicada por el gobierno de CFK, ahora está libre para ser usada por Macri y su fanatismo represor), la no nacionalización de YPF (se compraron las acciones pero sigue siendo una Sociedad Anónima y encima con un posterior acuerdo secreto con Chevron), y una tibieza abismal para con los impuestos a las grandes riquezas.

Pero hablemos de las causas concretas de la derrota electoral. Sin duda no puedieron ser más los errores. A finales del 2014 era imposible adivinar cual de todos los miembros del desfile de candidatos K sería el elegido por “La Jefa” para representar al Frente para la Victoria (FpV, coalición de gobierno del kirchnerismo con fuerzas aliadas) en las elecciones generales del 2015. Hacia el final se habrían definido por dos candidatos posibles que serían elegidos por el voto popular en las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Estos eran Daniel Scioli (vicepresidente de Néstor Kirchner en el período 2003-2007 y luego gobernador de la Provincia de Buenos Aires por dos mandatos consecutivos desde 2007 hasta 2015), que representaba al sector más ortodoxo y conservador del Partido Justicialista (PJ) y que desde su llegada la gobernación bonoarense fue atacado por el propio gobierno y CFK por ser sin duda el representante del sector más de derechas hacia adentro del movimiento. Y por el otro lado Florencio Randazzo (Ministro del Interior y Transporte de CFK, 2011-2015), un sujeto también ligado a sectores mafiosos del PJ como Duhalde, pero que desde lo discursivo pretendía ser el más férreo seguidor de las políticas progresistas, de centro-izquierda del gobierno. Sin embargo una decisión de último momento antes de las PASO de CFK dio por terminado todo debate posible: Scioli será el único candidato para enfrentar a Macri. Y selló éste “decreto” poniendo al candidato a vicepresidente de Scioli: Carlos Zanini (Secretario Legal y Técnico de la presidencia desde Néstor Kirchner hasta CFK, señalado como principal promotor ideológico del gobierno. Atacado por distintos medios de comunicación por su esporádica y juvenil militancia en un partido maoísta llamado Vanguardia Comunista que dejaría rápidamente para afiliarse al peronismo).

Esto sólo marcaría uno más de los cientos de errores que llevaron a la decandencia, para mayor y más completa información recomiendo leer un artículo de Atilio Borón que lo explica con excelentes detalles que el autor de ésta nota, por falta de formación, no puede brindar. Aquí la nota: https://www.facebook.com/atilioalberto.boron/posts/10153344449350003



Consecuencias.

Las consecuencias de la victoria de Macri se están sintiendo con profundidad en el pueblo. Primero, quién es Macri y su partido. Mauricio Macri es un hijo de la oligarquía argentina, empresario y con historial de estafas. Con más de 200 causas e incluso un proceso penal, es el presidente más complicado en éste sentido de la historia argentina. Su partido, el PRO, nace como una alianza electoral de extrema derecha para competir por la gobernación de la ciudad de Buenos Aires, ganándola y conservándola hasta éstos días. Promotores de un conservadurismo social, neoliberalismo económico salvaje, política de relaciones carnales con EEUU, liberación de la planificación al mercado entre otras características, hace de éste el partido más importante en la historia de la derecha argentina. Es un partido sin origen peronista o radical, cuya ideología es sencillamente “de derechas”, orgánico a su clase y con un apoyo nunca antes visto por el gran poder concentrado de la oligarquía, las multinacionales y la embajada norteamericana y con el mayor blindaje mediático nunca antes visto. Con éstas características, pudo llevar a cabo una campaña diciendo abiertamente cuales serían sus medidas, aunque en sus spots sólo hablaban de “revolución de la alegría”. Lo que nadie puede criticarles, es que son honestos. Al llegar al gobierno realizaron todo lo que prometieron: la mayor devaluación en 15 años, programas de flexibilización laboral profundizando las ya existentes, despidos masivos, represión, aumento inflacionario de los productos básicos, un traspaso de miles de millones de pesos, de los trabajadores y sectores populares hacia la burguesía terrateniente, oligarquía y gran empresariado, recortes en educación, censura a medios de comunicación opositores, ataques directos en el plano internacional a Venezuela y los procesos reformistas del continente como Bolivia, Ecuador y Cuba, relaciones carnales con EEUU, decretos presidenciales saltéandose al Congreso y logrando intervenir entes autárquicos, suspensión de leyes populares (como la ley de medios), ataques judiciales contra luchadores sociales, sindicales y de Derechos Humanos, burdas violaciones a la Constitución Nacional, criminalización de la protesta social y la lista sigue…

Ante esta situación, las fuerzas populares iniciaron un lento pero progresivo proceso de reacomodamiento y movilización. Ya fueron 5 las grandes movilizaciones y protestas contra el nuevo gobierno, las cuales fueron de una masividad pocas veces vista.

Todavía es demasiado prematuro adivinar cómo seguirá el kirchnerismo, el cual ya está bastante dividido con el PJ y hacia dentro de sí mismo siguen las divisiones. Están los sectores conservadores que pugnan por ser “oposición constructiva” y abogar por la gobernabilidad y el bipartidismo burgués, y los sectores que propugnan una lucha constante, movilizada y organizada para la recuperación del gobierno y medidas estructurales. El pueblo demostró en los últimos días de campaña electoral y en éstos primeros días de gobierno macrista una gran capacidad de movilización y organización. Esto será un factor determinante para los futuros 4 años de retroceso neoliberal.

En este gran escenario de conflicto nunca antes vivido, hay un cántico popular que se escucha mucho que dice “Vamos a volver, a volver, a volver, vamos a volver”.
La pregunta es, ¿Quién volverá?... sólo la organización popular y la lucha podrá contestar esa pregunta.



Ivan Ivanovic

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