jueves, 1 de octubre de 2015

Compañías militares privadas: mercenarios del siglo XXI

A raíz de las guerras de invasión efectuadas sobre Afganistán e Irak, ha ganado notoriedad en la opinión publica (si bien de manera un tanto exigua) la presencia y actividades de compañías militares privadas (conocidas por su acrónimo anglosajón PMC) en dichos conflictos, contratadas principalmente por EE.UU, las cuales debido a su naturaleza alegal, aun cuando están institucionalizadas, se ven implicadas en crímenes de guerra y otros excesos, no solo en los conflictos mencionados anteriormente, sino también en los distintos lugares donde han firmado contratos y estén operando.

Desde finales de la guerra fría y como consecuencia del giro de la economía mundial hacia paradigmas neoliberales, las PMC penetran en el monopolio del uso de la fuerza y violencia, tradicionalmente ejercido por los estados; han ido ganando fuerza, han crecido en número, se han apoderado de un mercado que genera cantidades de dinero nada despreciables y por ende se edifican como un negocio rentable.

En los Estados occidentales que mantienen un orden político estable, la globalización ha conducido a la búsqueda de sistemas de gestión más eficientes que se extienden a todas las áreas de la actividad humana. Como señala Espaliú «el capital busca incesantemente nuevos mercados, encontrándolos a veces en la realización de funciones que anteriormente correspondían al Estado». La mayoría de los Estados del «primer nivel» han dejado en manos privadas algunas funciones consideradas no inherentemente asociadas al poder público como la sanidad o los transportes públicos. Esta tendencia, que debe ser enmarcada en el citado proceso de «privatización descendente», ha ido extendiéndose a áreas hasta ahora reservadas en exclusiva al Estado tales como las funciones militares y policiales que poco a poco están siendo ocupadas por operadores privados. De esta forma la seguridad, en su concepto más amplio, se ha convertido en una forma más de negocio.[1]

Se estima que en el lucrativo negocio de las PMC se mueven ganancias entorno de los 20 a 100 mil millones de dólares anuales[2], ofreciendo servicios de seguridad y protección, instrucción militar, combate y apoyo.  




Breve repaso histórico

La privatización de los conflictos no es un fenómeno nuevo ya que fue practicada ampliamente hasta comienzos del siglo XIX. Así, la contratación, bajo salario, de fuerzas militares extranjeras constituye una práctica tan antigua como la propia guerra.[3]

Y por lo tanto aquí solo se expondrá la aparición y uso de grupos y empresas de mercenarios en el mundo post-Segunda guerra mundial. Después de la Segunda guerra mundial el mundo se organiza de la siguiente manera: una tercera parte de países pertenecen al bloque capitalista encabezado por EE.UU, otra tercera parte al bloque socialista encabezado por la URSS (aunque esto puede ser discutible) y la última tercera parte de países “no alineados” (en su mayoría estados pequeños y antiguas colonias) que sería escenario donde se fragua el choque de intereses políticos, militares, económicos y geoestratégicos de ambas superpotencias EE.UU-URSS y al mismo tiempo comienza la dinámica de luchas descolonizadoras y emancipación social en las antiguas colonias europeas. Es en este contexto donde se establece el uso de mercenarios de manera semi-legal o semi-ilegal por parte de los estados capitalistas.

África:
Conflicto del Congo, años 60; los mercenarios actúan contratados por Bélgica, en apoyo de la republica de Katanga y de los intereses de las compañías mineras belgas.[4] Durante la guerra civil nigeriana (1967-1970), grupos de mercenarios luchaban para ambos bandos “En general, los mercenarios británicos y Gran Bretaña apoyaron las fuerzas de la Federación de Nigeria, mientras que Francia y los mercenarios franceses apoyaron a los de Biafra”. Lo mismo ocurre durante la guerra civil angoleña en la década de los 70.[5] El cenit de la participación de mercenarios (tanto en África como a nivel internacional) se da en los años 90 ya con la presencia de la PMC sudafricana Executive Outcomes (EO), participando en los conflictos de Angola y Sierra leona, donde incluso llegaron a realizar operaciones de combate directo.[6]

Medio Oriente y Asia:
A finales de los 60 los gobiernos árabes enriquecidos por el petróleo buscan ayuda militar en EE.UU, Francia, Reino Unido. En Omán se “identificó además de mercenarios corrientes, personal británico de adiestramiento y mantenimiento de equipamiento militar exportado, oficiales británicos asignados a las fuerzas de Omán, y grupos militares involucrados en adiestramiento militar, operaciones especiales, y asistencia de comunicaciones”.[7] Ya en este punto se puede entrever como la delgada línea de lo legal-ilegal se distorsiona y es difícil saber con certeza la verdadera diferencia esencial entre grupos mercenarios ilegales y las PMC “legales”.

Vinnell Corporation, por ejemplo, fue contratado en 1975 para “crear y operar un adiestramiento completo para el establecimiento de la Guardia Nacional de Arabia Saudí”. En Vietnam, Vinnell Corporation estaba relacionada con la “construcción de bases militares, reparación de equipamiento y provisión de almacenes militares”, y Booz Allen en el diseño de un programa de adiestramiento para oficiales vietnamitas.[8]

También el gobierno de EE.UU “simplemente pagaron a los gobiernos de Corea del Sur, Filipinas y Tailandia por el uso de sus tropas durante la Guerra de Vietnam”.[9] Siguiendo en el contexto de la guerra fría, surge Watchguard International, PMC británica fundada en 1967 y tras ella le siguen Defence Systems Ltd. (actualmente ArmorGroup International) y KMS, “las cuales figuraron entre las firmas británicas emergentes de los 80”[10]. Watchguard International estableció bastantes operaciones tanto en África como en la península arábiga[11]; KMS obtuvo contratos en Sri Lanka, “aparentemente vinculada a la lucha contra los separatistas Tamiles”.[12]

América Latina:
Durante el conflicto nicaragüense de los años 80 “mercenarios con apoyo norteamericano y al menos una PMC fueron usados para asistir a los contras en su lucha contra el gobierno sandinista de Nicaragua”.[13] KMS no solo hacia acto de presencia en Sri Lanka, también fue una de las PMC con participación en Nicaragua y al mismo tiempo en Honduras, con el objeto de “adiestramiento y misiones aéreas de los contras contra el gobierno Sandinista”.[14]
Otro caso de mención notable a finales de los años 80, Colombia; la PMC Spearhead Ltd, contratada por los terratenientes y ganaderos colombianos y por el gobierno colombiano de la época, llevo a cabo entrenamientos militares dirigidos por Yair Klein, a grupos paramilitares, los cuales más adelante estuvieron involucrados en varios crímenes y delitos en el marco del conflicto colombiano.[15]


Europa:
En el viejo continente, la presencia y actuación de mercenarios se da ya en los primeros años post-URSS, donde la mayoría de PMC pioneras están ya estableciéndose a lo largo del globo e instaurando sus negocios, dejando así, poco a poco en el pasado, la relación mercenario-ilegalidad de las décadas anteriores. La guerra de Yugoslavia represento buenas oportunidades de negocio, entre los años 94-95 MPRI (Military Professional Resources Inc) dio instrucción militar al ejército croata con el apoyo tácito de EE.UU y debido a su “eficiencia” más tarde logro firmar contrato con el gobierno de Bosnia y Herzegovina.

Los expertos coinciden en que una ofensiva de la amplitud y potencia como fue el caso de la «Operación Tormenta» no hubiera sido posible sin apoyo exterior. MPRI siempre ha negado su participación directa en esta operación pero la realidad fue que el momento de la misma, la empresa estadounidense estaba ejecutando dos contratos en Croacia para adiestrar al ejército de ese país balcánico.[16]

Durante la guerra de Bosnia, la PMC DynCorp operaba en el terreno, donde varios de sus empleados se vieron implicados en violaciones y tráfico sexual de menores[17]

Siglo XXI
Desde comienzo de siglo impulsadas por la “guerra global contra el terror” las PMC han gozado de buena salud, por desgracia para los afectados. Empezando por Irak, durante y después de los años de ocupación varias PMC operan como por ejemplo: Blackwater Worldwide (renombrada ahora como Academi), DynCorp, Kellogs, Brown & Roots (KBR) Aegis International.

A finales de 2010 había operando en Irak 100 empresas (72 iraquíes y 28 extranjeras) que proporcionaban o bien servicios de escolta a personas o seguridad a infraestructuras y convoyes. Estas empresas empleaban en esas fechas a más de 30.000 personas armadas.[18]

Dichas cifras son superadas en Afganistán.
En lo que respecta a Afganistán, en la actualidad operan en ese país 52 firmas de seguridad privada debidamente registradas, aunque otras muchas actúan sin licencia. A finales de 2010 trabajaban para el Departamento de Defensa estadounidense más de 90.000 contratistas, de los que unos 19.000 se encontraban armados. En el total de este país asiático, se estima que 70.000 personas realizan labores de seguridad con armas para alguna de las organizaciones internacionales, ONG o el propio gobierno afgano.[19]

No solo es en Irak y Afganistán donde florecen las PMC; DynCorp opera en Colombia, vinculada al “Plan Colombia”, Reflex Responses firmo un contrato con el gobierno de Emiratos Árabes Unidos en el 2011 para adiestrar un batallón de mercenarios

En Sudáfrica, «milicias privadas» custodian incluso comisarías de policía. En Brasil, este tipo de fuerzas de seguridad privada, en muchos casos comandadas por policías, vigilan las favelas imponiendo su ley. En Uganda hay 20.000 guardas privados, tantos como había en Irak en 2006 en el momento álgido del conflicto. Y en la India, las alrededor de 200 firmas de seguridad privada empleaban a finales de 2008, a más de 5,5 millones de personas, teniendo previsto un crecimiento anual del 35%.[20]

Sin embargo a finales del siglo XX se han creado varios tratados y grupos para restringir y denunciar el uso de mercenarios, tales como el Grupo de trabajo sobre la utilización de mercenarios[21] supeditado a la ONU; la Convención Internacional contra el reclutamiento, la utilización, la financiación y el entrenamiento de mercenarios[22], pero en última instancia son mecanismos ineficaces y simbólicos.  










































[7]  Compañías militares privadas: hacia la transformación del estado y la nueva gerencia pública de la seguridad. Carlos ORTIZ * p 6
[15] http://www.verdadabierta.com/la-historia/487-captura-de-yair-klein-el-mercenaria-israeli-que-instruyo-a-paramilitares
[21] http://www.ohchr.org/SP/Issues/Mercenaries/WGMercenaries/Pages/WGMercenariesIndex.aspx

[22] https://www.icrc.org/spa/resources/documents/misc/treaty-1989-mercenaries-5tdmhy.htm


1 comentario:

  1. Artículo bien escrito, conciso e ilustrativo, bien apuntaldo en las referencias. Felicitaciones a su autor y a esta página.

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