sábado, 24 de enero de 2015

Banderas rojas a la cara, puñaladas por la espalda.

Me comentan desde el departamento de control de facebook de la KGB (sí cojones, mi amigo Dimitri el ruso que me pasa el hachís a 2€) que se han podido avistar hordas de militantes de Izquierda Hundida Unida reivindicando todo eso de la izquierda, la conciencia de clase, los símbolos, la república y mil cosas más y criticando a los que no se posicionan. Algunos conjeturan que es porque Podemos les está fundiendo en intención de voto (yo creo que es debido a la alineación de los planetas y tal) y necesitan volver a reivindicar los símbolos a ver si así frenan la sangría de votos que tienen.
Pero hagamos un poco de memoria, año 75' el PCE (uno de los principales partidos que constituyen IU) acepta la bandera nacional, sí, la rojigualda, y todos recordaremos aquel insulto de ver la bandera comunista junto a la rojigualda en un discurso de Carrillo (era tan rojo tan rojo que la franja morada la pintó de ese color), acepta la monarquía (oye, es que el rey era un hombre muy campechano entonces, lo de que lo había puesto Franco nos acordamos ahora), acepta la Constitución (claro, es que la Águila de San Juan que la precede no nos había hecho ver entonces que estaba escrita por franquistas, nos hemos enterado ayer), mas adelante nos brindan espectáculos tan bochornosos como ver militantes suyos alabando la caída del Muro (es que lo de que la RDA era de los nuestros tampoco lo sabíamos), ya no eramos obreros sino ciudadanos (claro que sí hombre, es que antes daba pa comprarse coche y casa, ahora ya no), esconder la hoz y el martillo (es que eso estaba pasado de moda, ahora ha vuelto, porque sí, porque lo dicen mis sacrosantos cojones) y brindarnos manifestaciones con la misma combatividad que el cumpleaños de Winnie de Pooh (eh ojo quién diga algo de Winnie va al gulag de cabeza, hombre ya) en el País de la Piruleta.
Señores de Izquierda Hundida Unida como ya se diría del presidente Herbert Hoover (un agradable liberal del que ya hablaremos) su reacción ha sido "Too little, too late" (en castellano, demasiado poco, demasiado tarde). Ya a penas quedan comunistas que confíen en ustedes y se lo han ganado a pulso a base de traiciones y puñaladas, así que no esperen que ahora con coger cuatro banderitas volvamos a confiar y así ganéis cuatro votos para competir con vuestros amiguetes de Podemos, con los que compartís practicamente la ideología reformista. Así que, por favor, dejen de tomarnos como idiotas y dejen de hacer cantos de sirena. Hay quienes ni olvidan, ni mucho menos perdonan las traiciones a la clase trabajadora.

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